viernes, 12 de diciembre de 2014

Una Cuestión de Foco

¿Qué tan importantes son las personas en los resultados de tu organización o equipo de trabajo? 
La respuesta a esta pregunta, normalmente es que las personas son, o muy importantes o son lo más importante en una organización, al final, las organizaciones están hechas por y para las personas. Si profundizamos un poco más en como hacer para obtener buenos resultados, podemos preguntar, ¿Qué tan importante son los lideres para que las personas de un equipo de trabajo produzcan resultados? La respuesta común es fundamental 
 
Ahora bien, si preguntamos, ¿Cuánto te has capacitado, o cuánto has promovido capacitaciones en temas de liderazgo y personas? Normalmente, la respuesta es poco o nada… ¿Qué hará que no pongamos foco en algo que es tan importante? 

Mucho se ha escrito sobre el liderazgo, sobre líderes extraordinarios como Steve Jobs o Nelson Mandela. Estamos acostumbrados a buscar externamente. Comenzamos a imitar actitudes que supuestamente nos llevarán a obtener mejores resultados en nuestras organizaciones, pero muchas veces, la promesa no llega a materializarse y nos encontramos siendo una persona que no va con nuestra forma de ver el mundo. Buscamos afuera lo que necesitamos buscar dentro de nosotros mismos.

Todos sabemos que las personas contentas y motivadas producen mejores resultados en el trabajo, se relacionan mejor y causan un bienestar a su alrededor. ¿Cómo lograr esto? Lo primero es saber donde estoy parado, cuál es el dolor o lo que quiero mejorar.

Si seguimos la lógica del punto anterior, podemos hacer algunas preguntas que nos puedan abrir posibilidades desde dentro de nuestra organización, entendiendo nuestra realidad e implementando herramientas que nos sirvan para el sistema en el cual estamos inmersos. De esta forma, es mucho más probable que estas herramientas se transformen en hábitos que nos permitan relacionarnos de formas diferentes. Exploremos un poco a través de preguntas:

¿Cómo están hoy las personas en mi equipo u organización?

A lo mejor no lo sabemos, y el hecho de simplemente hacerse esta pregunta, hace que le pongamos foco a la condición actual, nos permite escuchar y mirar algo que no estaba dentro de nuestro radar. Claro que el sueldo es un tema importante, pero acá estamos hablando también de otros conceptos, tales como estados anímicos, relación vida trabajo, involucramiento con la visión, comprensión de la estrategia de la organización, sentimiento de pertenencia, etc.

Si es que no lo se, ¿Cómo puedo averiguar la condición actual?

Una forma es preguntar para escuchar, podemos preguntar directamente o hacerlo por medio de una encuesta simple y anónima y así evitar exponer a las personas. Lo que no se pregunta y no se conversa, se mantiene en la mente de las personas, y el riesgo es que nos quedemos con interpretaciones que no nos sirven del mundo exterior.

¿Cuál es la condición deseada?

Piense en qué es aquello lo motiva a usted a levantarse todas las mañanas, nuevamente, intente dejar de lado el tema económico, si le cuesta, piense en las necesidades que llena con lo económico. Todos tenemos necesidades similares que satisfacemos en formas diferentes.  Por ejemplo:

  • Todos necesitamos la estabilidad suficiente como para entender que controlamos algo de nuestro futuro 
  •  Necesitamos desafíos que nos permitan asombrarnos y desarrollar nuestras competencias 
  •  Necesitamos ser validados para sentir somos suficiente y que el mundo no es un lugar hostil 
  •  Necesitamos familia o amistades a quienes querer, que nos recuerden que no estamos solos y nos hagan sentir queridos 
  •  Necesitamos relacionarnos sanamente con otros y escuchar otras visiones para aprender y disfrutar 
  •  Necesitamos crecimiento como seres biológicos que somos y un desarrollo que nos permita creer que avanzamos hacia la persona que queremos llegar a ser 
  •  Necesitamos contribuir a algo más allá de nosotros mismos que nos haga sentido y nos haga sentir orgullosos de donde elegimos poner nuestra energía y nuestro talento
Ninguna de estas necesidades se cubren solamente con la transacción económica. Estamos tan acostumbrados mirar fuera nuestro, que creemos que a través de la recompensa obtendremos aquello que nos falta, cuando hay mucho más que eso. Todos quienes tienen más de lo que pueden gastar, siguen teniendo vacíos que llenar, y a la vez, aquellas personas que se sienten plenas y sin necesidades, normalmente no poseen grandes riquezas.

¿Cómo cerrar esta brecha?

Acá serán útiles las herramientas que nos permitan entregar aquello que falta, tales como reconocimientos, evaluaciones, confiabilidad, sentido de pertenencia, comunicación estratégica, objetivos y metas, discursos épicos, espacios de creatividad y muchas otras herramientas organizacionales que pueden hacerse cargo de lo que está pasando en un sistema humano.

¿Cuál será la adecuada?

La que cierra la brecha de su diagnóstico. No se trata de implementar cosas que no nos sirvan, eso traería más caga de trabajo y eventualmente, una falta de sentido en el día a día. Se trata de consciencia, de entender quienes somos y qué necesitamos, y desde ahí, ver qué está disponible para implementar.

Al implementar, los primeros intentos, pueden parecer infructuosos, puede ser que nuestras expectativas del cambio superen los resultados. ¿Cuánto tiempo toma el cambio? El necesario para lograr el estándar deseado, pero con un proceso adecuado, me atrevo a decir que se pueden ver cambios en las personas y en una organización en seis meses y a veces menos.

Trabajar con un equipo de alto rendimiento, motivado, capaz de innovar, que se cuida y se desafía continuamente, que es capaz de crear nuevas realidades y opciones para mejorar las cosas, que actúa en confianza y en quienes se puede delegar tranquilamente es a lo que se puede llegar cuando ponemos el suficiente foco en las personas. Al final, las personas somos como somos porque aprendimos a ser de esa forma, y tal como aprendimos, podemos aprender otras formas de ser.

¿Cómo hacerlo?

El primer paso, es dejar de lado la queja, dejar de culpar a factores externos que nos dejan impotentes de cambiar realidades. Cualquier cambio que suceda, va a pasar porque tomamos acción, y esto nos convierte en protagonistas de nuestras propias vidas. Si queremos un cambio en la organización, hay que comenzar trabajar en el más alto nivel organizacional, desde ahí se producirá la diferencia. Los líderes son fundamentales en los resultados de los equipos.

Si lo vemos como un diagrama de flujos, no son sólo las cajitas, sino las flechas que unen las mismas, las que nos permitirán o no lograr los resultados que buscamos. Lo que se busca es una meta competencia, que es la de aprender a aprender. Todo se puede copiar, desde un diseño, una fórmula o una tecnología, lo único que no se puede copiar, es la capacidad que tengan las personas dentro de una organización de aprender continuamente aquello que les permite diferenciarse y crear nuevas realidades.

La recomendación, es coaching organizacional, que actúa a nivel del individuo, de los equipos y de la organización. A través de herramientas de diagnóstico, evaluaciones y entrevistas, se obtiene una coherencia organizacional, que es básicamente cómo las personas que componen la organización miran el mundo, y desde ahí, cómo coordinan acciones para llegar a los resultados.

¿Cuál será un resultado satisfactorio?

Uno en el cual exista una continua creación de valor en donde gane la organización, ganen las personas que la componen y gane la sociedad en la cual está inmersa. Satisfacer las necesidades de estos tres grupos de interés, cuidando el único medio ambiente que tenemos, es la forma de hacer que una organización sea sostenible en el tiempo y sobresalga, y para lograr esto, lo primero será la elección de donde poner el foco.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La visita de Kaos Pilot a Puerto Varas

Kaos Pilot es una escuela de Innovación Danesa de negocios creativos. Aceptan cada año a 35 personas de todo el mundo con el objetivo de generar líderes del cambio, desarrollando competencias a través de la ejecución de proyectos que tengan un impacto tanto en organizaciones como en la sociedad. Claudia Raffo, directora de la escuela Out of The Box, en donde hice el programa avanzado de Coaching Organizacional para la Sostenibilidad, trajo a Christer Windelov, CEO de esta escuela de Dinamarca y me ofreció la posibilidad de traerlo a Puerto Varas.

El desafío al cual me enfrentaba es que mi red de influencia en la región es escasa, ya que llevo menos de un año en la zona, sin embargo, Kaos Pilot es una escuela que vengo mirando hace ya varios años, y tenía muchas ganas de poder llevar adelante la oportunidad. Ya el 2013 hice la gestión junto con Claudia para llevarlos a Enex, empresa en la cual trabajé a cargo del departamento de Innovación.



Pensé inmediátamente que tenía que colaborar, y llamé a mi amigo Sebastián Allendes, director de otra consultora de coaching de la zona llamada ZCoaching. Esto sería un hito, TheNest y ZCoaching, dos consultoras que supuestamente debieran competir, colaborando por un propósito común, que es entregar una posibilidad a la comunidad de estar en un espacio de aprendizaje con una de las personas más reconocidas del mundo en temas de innovación. Para ello, también tuve el apoyo de Wladimir Santana, encargado del programa Compite + 1000 para al región de la universidad Adolfo Ibañez, programa en el cual colaboro como tutor senior de empresas.

Junto con Sebastián, decidimos hacer un taller abierto de manera de dar la posibilidad a muchas personas de vivir la experiencia. Juntamos finalmente 40 asistentes de diferentes áreas, educación, salud, empresas, turismo, etc.

El taller fue excelente, enfocado en cómo nuestra mirada de las cosas, cambia el juicio de lo posible. Pudimos mirar lo positivo de nosotros y nuestro entorno, y vimos cómo lo apreciativo crea nuevas realidades y oportunidades de futuro. Christer, un grande, lleno de ejemplos, experiencias y conocimiento. Las personas lo pasaron bien, se cumplieron las expectativas iniciales, pudimos aprender y colaboramos para servir.

De toda la experiencia, me quedo con la colaboración. Acá nadie ganó nada en términos de resultados económicos, sin embargo ganamos todos, formamos nuevos vínculos, desafiamos lo posible, nos encontramos en conversaciones poderosas sobre el futuro de nuestra comunidad, aprendimos y lo pasamos bien.

Seguro ésta será un primera experiencia que repetiremos año a año para ir sirviendo a que todos podamos ser una contribución a nuestra sociedad y partícipes de un futuro en continuo diseño.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Puerto Varas Habló


Dentro de mis emociones preferidas, están el asombro y la gratitud. Hoy viví las dos a concho.

Me invitaron a diseñar y facilitar un proceso de conversaciones para poner de acuerdo a la comunidad de Puerto Varas acerca de la construcción de un paseo en la constanera, que es un requisito impuesto a Dreams Casino y Hotel por parte de la municipalidad para la extensión de su concesión, de manera de hacer un aporte a la comunidad. Manuel Rojas, como gerente general, tuvo la valentía de abrir la conversación con la comunidad y el cuidado de no instalar un proyecto unilateral, como muhcas veces hemos visto en otros lugares.

A la cita llegaron alrededor de 50 personas, representantes de la Municipalidad, el colegio de arquitectos, personas que cuidan el patrimonio cultural, y muchos otros que son parte importante y escuchada de la comunidad puertovarina.

Comenzamos desde la desconfianza que puede producir un proyecto que interviene la costanera, un lugar sagrado para quienes vivimos acá. Cada uno venía con sus miradas sobre el asunto y sus puntos a defender, con imágenes como el mall de Castro o del mismo Puerto Varas, que obstaculiza la vista de la iglesia patrimonial en la mente. Las primeras interacciones fueron para conectarnos como seres humanos, haciendo consciente cómo veníamos, cómo nos levantamos, cómo llegamos a vivir acá... en este proceso, se fueron conectando las personas y no los roles o los puntos a defender. Un siguiente paso fue una imaginería, en donde nos conectamos con la ciudad, con sus olores, sabores, texturas e imágenes, con su gente, con su naturaleza, con el viento y la lluvia. En ese momento, nos dimos cuenta de que todos estábamos hablando de lo mismo. Descubrimos los valores que están arraigados en las personas de esta ciudad, entendimos que en el fondo, todos estamos buscando lo mismo, pudimos conversar desde lugares comunes y en eso, las diferencias se diluyeron. De a poco fuimos adentrándonos y convergiendo en el proyecto, para finalmente concluir lo que queremos como comunidad y lo que no.

Nos reunimos a conversar, a hablar de lo importante, nos conocimos, hicimos amigos y legitimamos miradas. Esto no es nada nuevo, ancestralmente los seres humanos nos hemos reunido en círculos para conversar nuestras diferencias, sin embargo, en la sociedad actual, este tipo de iniciativas que permiten a las personas opinar sobre espacios públicos que se intervendrán, no siempre se dan, y eso hoy, se hizo consciente y se agradeció.

Ahora la tarea la tiene el arquitecto, que tuvo su espacio para hablar de lo que había interpretado. Por otro lado, Carolina hayal y Konstanze Straub, redactaron lo que será el testimonio de esta instancia, la que será recordada, por varios como una instancia de cultura y humanidad. Como dijo Antoine de Saint-Exuperry (Escritor de “El Principito”) “Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en las personas el anhelo de mar libre y ancho".

Infinítamente agradecido...

martes, 11 de noviembre de 2014

Emociones e Innovación

Para hablar de innovación, es necesario hablar de emociones. Las emociones son las energías que nos mueven, etimológicamente hablando es la energía que induce a la acción. Dependiendo de mi emocionar, veré acciones posibles y otras simplemente no estarán disponibles. Por ejemplo, cuando tenemos pena, la acción de exponerme ante otros no es la primera que aparece, sino más bien la necesidad de estar más callado y refugiado. A su vez, si siento alegría, seguramente darán ganas de repetir aquello que está pasando, de agradecer, de expandirnos.
Hoy en día, en la cultura en que vivimos, las emociones han sido consideradas muchas veces como un obstáculo en las organizaciones. Frases como “no tomes decisiones emocionalmente” se han instalado como paradigmas válidos en las organizaciones. Esta mirada es muy probable que esté atentando contra la innovación en las empresas. No importa lo que hagamos, siempre estaremos en una emoción y siempre hará la diferencia en las decisiones que tomemos. No podemos tomar decisiones si no emocionamos, y las diferentes emociones, nos predispondrán a diferentes acciones y decisiones, las emociones nos permiten tener una escala de valores entre las diferentes opciones, por lo tanto, nos permiten priorizar.

Si queremos innovar, necesitamos saber que podemos equivocarnos, necesitamos legitimar el error. ¿Cómo puede ser esto posible si desde niños nos han entrenado para no cometer errores? El error y la equivocación no se constituyen en el hacer, el error se constituye después del hacer, cuando hacemos consciente que lo que hicimos no nos llevó al resultado que queríamos, pero en el hacer, creíamos que estábamos bien, sino no hubiésemos hecho lo que hicimos. Cuando el error es castigado, la emoción con la cual miraré mi hacer, es el miedo a equivocarme. El miedo nos paraliza, nos pone a la defensiva, nos aleja del estímulo y nos hacer volver a lo conocido, vale decir, no innovamos, sino que nos refugiamos en lo que sabemos hacer bien. Es posible que aquellos jefes que mantienen relaciones de obediencia con sus colaboradores estén detonando esta emoción en los equipos de trabajo, la cual no promueve la creación de nuevos horizontes.

Para innovar, necesitamos desaprender muchas cosas, necesitamos abrirnos a la posibilidad de error y legitimarlo como una posibilidad de aprendizaje. Necesitamos confianza, tanto de nuestros líderes como de los colaboradores. Para innovar, necesitamos también encontrar sentido en lo que hacemos, necesitamos creer que existe un futuro en el cual participamos todos, necesitamos salir de la resignación y pasar a un estado anímico del entusiasmo o de ambición por el futuro. Necesitamos saber escuchar, conectarnos con otros seres humanos para entender sus necesidades, necesitamos conversaciones de posibilidades que nos permita abrirnos al aprendizaje con otros y por sobre todo necesitamos creer que se puede.  ¿Se estará promoviendo esto en las empresas como cultura?
En una cultura de innovación, todas las personas deben identificarse con la posibilidad de hacer un futuro diferente, y esto no se logra solamente con tecnología o discursos motivadores, esto se logra trabajando en la identidad, habitando emociones que nos permitan ver posibilidades y aumentando el nivel de consciencia de nosotros mismos para lograr ver las necesidades de otros. Para innovar, es imprescindible cambiar los paradigmas acerca del error y alinear el sentido de contribución de las personas con el propósito de la organización.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Golpe de Timón




Tuve la gratificante experiencia de hacer una charla sobre liderazgo para alrededor de 200 personas en Concepción, quienes son líderes chilenos y extranjeros de la industria de la porcicultura. La invitación me fue extendida por Lesaffre a través de mi amigo Cristián Meza.

Más que una charla, fue una interacción con los participantes. Nos paramos, nos movimos, interactuamos con personas que no se conocían y logramos vernos liderando desde donde comunmente lo hacemos y vimos nuevas posibilidades para lograr los resultados que buscamos, promoviendo habilidades como la indagación, la escucha, la valoración de las personas, el servicio, etc.

Más allá de los temas que fueron tocados, que me parecen de mucha relevancia para el bienestar de las personas, la sostenibilidad de la industria y el sentido de las organizaciones, me quedo con el comentario de una persona que me conversó cuando salí de la sala.

Me dijo... "me mataste!!"... ¿cómo? le pregunté yo... "eso", me dijo, "me mataste, hiciste una pregunta de la cual ahora no puedo salir". ¿Cuál fue?, ya que normalmente en las charlas dejo muchas preguntas para que las personas asistentes puedan reflexionar sobre su propia manera de hacer las cosas. Me dijo... "preguntaste que si no hacemos nada, si no cambiamos nuestra forma de pensar y de hacer lo que hacemos, ¿donde nos está llevando la forma que tenemos de hacer las cosas? ¿cuál es el resultado que se viene si no hacemos cambios? ¿nos estamos convirtiendo en la persona que queremos ser?

Ella me dijo que la forma que ella tenía de mirar el liderazgo y el liderazgo personal, la estaba llevando a un punto que en el fondo no le hacía sentido, y que no estaba haciendo nada para cambiarlo, no lo había visto, y ahora ve. Tuvimos una conversa limpia, expuesta, en donde vimos la necesidad de hacernos responsables por nuestro destino, quedando instalada otra pregunta relevante, ¿cómo me hago cargo de lo que ahora estoy viendo que antes no veía? ¿qué es lo que necesito aprender para cambiar el rumbo?

Esa interacción con esta persona, me hace valorar y agradecer el lugar que me toca ocupar, generando en mi persona una infinita gratitud por ser instrumento para servir a otros. Cada vez que interactuamos con otras personas, (y acá estoy hablando de todos nosotros) tocamos almas y cambiamos mundos. No hay forma de que lo que digamos o hagamos no tenga un impacto en nuestro entorno por mínimo que sea. Ojalá esas interacciones estén al servicio de otros, de la colaboración para el bienestar común.
Cada vez que amanece, es una nueva posibilidad para tomar desiciones, siempre podemos dar un vuelco a la situción vital, de cambiar, de ser valientes, de reconocer nuestros sueños y dar un primer paso de libertad.


Tal como dijo Nelson Mandela en su discurso inaugural citando a Marianne Williamson:

“Nuestro más profundo temor no es el de ser inadecuados.
Nuestro más profundo temor es el de ser poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad la que más nos asusta.
Nos preguntamos a nosotros mismos:
¿Quién soy yo para ser brillante,
extraordinariamente talentoso, magnífico?
En realidad ¿quién eres tú para no serlo?”.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Construyendo Juntos un Nuevo Angelmó


Angelmó es un lugar lleno de cultura, sus artesanías reflejan el oficio de la gente, se respira el cariño y el orgullo de una comunidad que ha conectado a los visitantes con la identidad de las islas, con la historia de sus artesanos y pintores, con el esfuerzo de los pescadores y el trabajo puesto en sus tejidos. Es un mercado, un lugar de buena mesa, limpio, de gente orgullosa y honrada, un ejemplo para otras zonas turísticas y parada obligada para todos quienes llegan a Puerto Montt. Angelmó es un ejemplo de comunidad, de colaboración, muestra de la idiosincrasia  de su ciudad, un ejemplo de lo posible.

Sabemos que para llegar a declarar lo anterior con sinceridad, necesitamos recorrer un largo camino. Esta es la visión que sostiene nuestro esfuerzo, el gran árbol que queremos que crezca desde la semilla que hoy estamos plantando.


El proyecto comienza con una conversación con la señora Doris Sanz, descendiente de una familia con mucha historia en la zona y propietaria de un sector de Angelmó, en el cual se hizo la intervención. Fue una primera conversación de posibilidades, de entender cuales son las inquietudes, en donde ella declara la necesidad personal de darle un nuevo aire a Angelmó, y confió en nosotros, como equipo “TheNest” para acompañarla en este desafío. Entendemos que el propósito es común y vemos un espacio compartido desde el cual aunar esfuerzos y comenzar caminando.


Un primer paso, fue de contexto, de entender cómo se organiza esta comunidad, para ello conversamos con sindicatos, visitamos locales, reunimos personas y les comentamos nuestro propósito. Muchos creían que esto era muy difícil, que la comunidad no respondería, que las divisiones eran más grandes que lo que nos une.


Luego de haber entendido algunas formas de pensar que están instaladas en la comunidad, decidimos que en una primera etapa, lo que necesitábamos hacer era cambiar la forma en que la misma comunidad se relacionaba, instalar algunos conceptos de asociatividad y generar el espacio para que ellos mismos pudieran definir cómo cuidar lo logrado.


Definimos hacer una serie de cuatros talleres, en donde utilizamos metodologías del coaching ontológico y organizacional, indagación apreciativa y café mundial entre otras.


Partimos honrando la historia, entendiendo cuáles son los símbolos y cómo ha devenido en el tiempo el lugar que cobija a esta comunidad en particular. Para ello, pedimos a la misma Señora Doris que expusiera este contexto.


La primera instancia, además de mirar la gran oportunidad que se presenta, fue de conocernos, de ver al ser humano más allá del rol que hoy en día desempeñamos. Nos contactamos, reímos y nos permitimos sentirnos vulnerables ante los demás. Miramos los estados anímicos que estaban predominando en la comunidad.


Carolina Hayal, parte del equipo TheNest, nos comenta “En un comienzo había una rigidez, una barrera que fue diluyéndose de manera tan notoria que me conmovió. Parecía que era primera vez que se miraban de verdad entre ellos, que se abrían a escuchar al ser humano que tan seguido ven, pero con quien no comparten por motivos tales como: ser un posible competidor, tener juicios en torno a esa persona, no generar expectativas, etc… motivos que les privaban de la magia que fueron descubriendo en los talleres. Al mirarse y escucharse, pude notar cómo les cambiaba la cara, brillaban diferente y lo más conmovedor es que a medida que se abrían entre ellos, surgía mayor disposición, más ganas de estar en ese proceso de descubrimiento y más energía para enfrentar su desafío en conjunto”


Para el segundo taller, llegaron incluso más personas que en el primero. Nos adentramos en temas más profundos, en nuestras divisiones, hablamos sobre aquello en lo que supuestamente no estamos de acuerdo. Más importante que lo que nos divide, es lo que nos pasa con eso, lo que genera en nosotros la división... y eso, lo vimos claramente. Fijamos en conjunto un sueño, lo que queremos que sea y lo plasmamos en maquetas. Como individuos mostraron inocencia y apertura, se fueron haciendo valientes, se vieron capaces de superarse, tanto laboralmente como en su calidad de personas, se miraron así mismos y a los demás.
En el tercer taller hablamos de colaboración, de asociatividad, de cómo hemos aprendido a competir y la forma en que esto se plasma en la convivencia. Hicimos un proceso de inteligencia colectiva, nos escuchamos todos y definimos un rumbo claro, priorizamos, ya que existen muchas necesidades, que al verlas todas juntas, abruman. Entendimos entre todos lo que somos capaces de hacer.


“Nos hicimos conscientes de aquello que nos une” comentaron, y entendieron que existe un proyecto que depende de la presencia del otro, que depende también del bienestar del otro y en ello, la competencia no ayuda…  se hicieron conscientes de que son más que su propio espacio de trabajo y que deben buscar en conjunto las maneras de avanzar en armonía, en pos de su objetivo, y que solos, cada uno de ellos por separado, no podrán hacerlo…


Finalmente, en la cuarta instancia, definimos el destino. Crearon una nueva y propia forma de convivencia, un gobierno corporativo, se hicieron guardianes de sus propias conclusiones fijando normas y consecuencias, se organizaron como comunidad para hacer que pase lo que definieron que querían que pase. Dimos entre todos un primer paso para “Construir Juntos el Angelmó que todos Queremos”


Esta es la esperanza de la cual nos hicimos cargo en esta comunidad particular de Angelmó, su desafío de ser una comunidad de verdad, organizada, empoderada y desafiante a su destino. Angelmó, para subsistir requiere que sus locatarios sean vigilantes de sus propios sueños. Los talleres sembraron esta semilla de empoderamiento, ya que fueron ellos mismos quienes descubrieron sus verdades, necesidades y objetivos, también sus actuales obstáculos y carencias. Esta semilla tan bien recibida, lleva en sí la potencia de la creación, pero también, la posibilidad de diluirse, y el resultado depende de ellos, de su constancia, de su capacidad de seguir caminando juntos. Lo que vimos, es su voluntad y el corazón que tienen puesto en ello.



Prueba de cómo la asociatividad fue creando valor, fue la coordinación para preparar la comida de los descansos, cada instancia superó a la anterior, fue más asociativa y reconocida por todos. También la forma en que se saludaban, lo que conversaban y a lo que renunciaban para lograr reglas que cuiden el bienestar conjunto.


Andrea Salinas, miembro del equipo TheNest nos da también su mirada, “Agradezco poder ser parte del comienzo de esta transformación. Nuestro rol es el dar herramientas para que esto suceda, y siento que nuestro principal rol ha sido el de ser espejo de ellos, el poder reflejarles cómo se ven a través de nuestros ojos y las posibilidades que vemos en lo que ellos hacen. A veces es necesario salirse del bosque para poder mirar bien los árboles y creo que ellos fueron capaces de mirarse, reconocerse y desde ahí, con mayor conciencia, definir el rumbo de lo que quieren construir en conjunto para su futuro, el futuro de Angelmó. Ya hemos visto de lo que son capaces cuando se unen y cuando trabajan de manera colectiva para objetivos comunes. Ya hemos visto como les cambia la voz cuando se llenan de entusiasmo y las oportunidades se acercan cada vez más. Ya hemos visto el poder de las buenas conversaciones, honestas y desde el corazón. Y esto es solo la primera etapa. El poder seguir acompañándolos en este camino sería para mí un enorme regalo. Cada vez que ellos crecen, yo siento que crezco con ellos.”



Como legado, hicimos la entrega de diplomas y un informe escrito en donde se plasma todo lo vivido, las conclusiones a las cuales llegaron y cómo sostener esto en el tiempo. Nosotros como equipo de la consultora “TheNest”, sólo facilitamos que apareciera lo que la comunidad definió. Agradecemos especialmente a los participantes, a quienes facilitaron instalaciones y a quienes hicieron posible y confiaron en nosotros para llevar a cabo esta serie de talleres.


Sabemos que es sólo un comienzo y que existen otras comunidades dentro de Angelmó cuyos desafíos no son menores. Queda mucho trabajo por hacer para cumplir con el sueño que nos convoca.



Continuará…

miércoles, 3 de septiembre de 2014

La Colaboración


(Escrito para una revista de la zona en el contexto de la industria lechera)

La colaboración según la definición de la RAE, es “trabajar con otra u otras personas en la realización de una obra”. No hay manera de que hayamos logrado lo que hemos logrado como especie sin colaboración. El hecho de que exista un lenguaje en el cual vivimos es evidencia de esto, ya que el lenguaje es producto de que durante nuestra evolución hemos necesitado coordinar acciones, hemos necesitado colaborar.


Pensemos en cualquier producto que utilizamos normalmente, por ejemplo, un lápiz grafito. Para que podamos escribir con un lápiz, ha sido necesario que el grafito haya sido extraído de una mina, para ello ha sido necesaria una danza colaborativa de personas y maquinarias que permiten que podamos extraer el material. Lo mismo con la madera de la cual está hecho un lápiz, el metal, la goma, los acabados, el transporte, todo ha sido producto de la colaboración de muchas personas organizadas para que podamos escribir o dibujar con un lápiz. Nadie en el mundo es capaz de hacer un lápiz sólo. La colaboración es necesaria para cada producto o servicio que recibimos.

Si queremos generar cambios y obras que estén al servicio de las personas, necesitaremos colaborar con otros. El desafío que presenta el consorcio lechero de duplicar la producción para el 2020, no es menor, es una obra que debe ser abordada desde la colaboración, desde la asociatividad, de manera que en la industria puedan compartirse buenas prácticas y podamos aprender unos de otros.

Sin embargo, desde niños, hemos aprendido a competir. Nos evaluaron con notas para determinar quienes eran buenos y quienes no. Esta lucha, entre ganadores y perdedores, hace que nos separemos unos de otros, que nos vayamos sintiendo solos en el camino, que cambiemos el propósito trascendente con foco en la obra, por el propósito de ganarle al otro, con el consecuente miedo de ser menos.

Para hacer el cambio de mirada desde la competencia a la colaboración debemos aprender nuevas formas, nuevas competencias que nos permitan liderar personas en forma colaborativa. Ya no se trata de poner el foco sólo en el trabajo individual, también necesitamos poner foco en la forma en la cual nos relacionamos. Distinguir estas “habilidades blandas” y capacitarnos en ellas, es posible y necesario para la sostenibilidad de la industria.

Para lograr hacernos cargo de estos desafíos, necesitamos reaprender a colaborar y ver al otro como legítimo. Necesitamos potenciar valores como la confianza, el respeto y la responsabilidad en las organizaciones. La buena noticia es que nunca es tarde, y el darnos cuenta es el punto de partida, tal como decía hace miles de años el sabio chino Lao Tze, “Todo viaje de mil leguas parte con un pie fuera del umbral”. Hay muchos que han elegido este camino y son varios los que se suman día a día.