viernes, 28 de febrero de 2014

Vivir el Cambio

Todo está en constante transformación, siempre estamos en algún ciclo del día, del año, de la vida, nunca un momento será igual a otro, crecemos, envejecemos, y nos transfomamos continuamente. No podemos parar el movimiento continuo. Entonces, si todo está cambiando, ¿por qué muchas veces nos resistimos al cambio?

Todo cambio de alguna manera nos hace sentir vulnerables, cuando cambiamos, ya sea de casa, de empleo o de circunstancias, dejamos de lado la estabilidad de lo conocido por algo que no conocemos. Igual que tarzán con las lianas, para tomar una debía soltar otra. El cambio siempre trae consigo la incertidumbre, la sensación de fragilidad, el miedo a lo desconocido. ¿Para qué cambiar entonces?
 Imagínate en un futuro no muy lejano, unos 10 años, sin cambiar mayormente, sólo lo que las circunstancias te permiten, ¿dónde te lleva la forma de vivir que tienes actualmente? ¿cumple con tus sueños? ¿eres protagonista en la película de tu vida?

Veo que en nuestra cultura está instalado el miedo como emocionalidad predominante, el miedo paraliza, promueve la estabilidad, nos hace actuar de formas que nos den la ilusión de que controlamos las cosas a nuestro alrededor, nos hace ver las amenazas, el riesgo, la posible escasez y todo esto atenta contra el cambio, que en último término es necesario para crecer. 

Otra forma de mirar el fenómeno del cambio podría ser desde la confianza, sabiendo no controlamos nada más que nuestras acciones, confiando en que lo que pasa a nuestro alrededor son oportunidades infinitas de interacción, que veamos la virtud en las cosas y las personas, las posibilidades, la abundancia que hay en todo, el amor y que esto promueva la búsqueda... el cambio trae movimiento, desafío, experiencias nuevas, transformación y aprendizaje, se parece a estar realmente vivo! y si bien sabemos donde partimos, no sabemos donde terminaremos. Lo que teme la cuncuna, lo agradece la mariposa.

La mayoría de las organizaciones con las cuales me ha tocado interactuar tienen este enfoque, como si las organizaciones mismas fueran problemas que hay que solucionar, siempre falta, se vive el trabajo como si se estuviera en deuda, en escasez, con miedo a perderlo. El trabajo también podría ser un espacio en donde las personas se organizan para colaborar en la satisfacción de necesidades, en donde se articulan desafíos, en donde se genera abundancia y se construye sentido, en donde se vive la felicidad. Marcel Proust dijo "El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos horizontes sino en tener nuevos ojos". El cambio sistémico, no puede ocurrir y sostenerse si no parte en la persona, en el ser, en la mirada de mundo y de nosotros mismos en interacción con otros.

Para mí, ese es el gran desafío, que nos permitamos cambiar la mirada desde "lo que el mundo es" como si fuera algo externo, algo que pasa allá afuera, a volver a hacernos cargo de cómo lo vemos, conectarnos con nosotros mismos, con nuestra virtud, con lo que llevamos dentro, con la manera en que interpretamos y nos explicamos lo que pasa, con nuestra abundancia al servicio de otros. Como dijo Nelson Mandela, citando a Marianne Williamson, "Al manifestar el brillo de nuestra propia luz, le permitimos la misma gloria a los demás de forma inconsciente. En cuanto nos liberamos de nuestro miedo, nuestra presencia libera automáticamente a los demás". ¿Y si esto fuera así? ¿Qué quisieras cambiar?

sábado, 22 de febrero de 2014

La Marce

Hay ocasiones en la vida en que nos vamos topando con maestros, personas de las cuales se nos hace más evidente el aprendizaje. Hoy, como familia nos tocó despedir a una maestra, la Marce.

La Marce llegó a nuestras vidas hace unos tres años, vio cómo Helena y Lucas daban sus primeros pasos, fue testigo de nuestros cambios, se enamoró de nuestros hijos y compartimos alegrías y tristezas. Nos acompaño muchas veces desde el silencio, entregando su cariño, su ternura infinita y su paciencia admirable. Aprendí del cariño, de la entrega, de la grandeza en la humildad, de la dignidad, del cuidado y la compasión.

No es posible toparse en el camino con personas, sin ser influenciado, muchas veces he pensado lo enriquecedor que es rodearse de personas positivas, de personas que transmitan valores que admiro, de personas que nos hagan crecer, ver el mundo desde otras perspectivas. Eso y mucho más ha sido la Marce para nosotros.

Vamos cerrando este capítulo, ella nos vino a dejar a Puerto Varas y nosotros, ya instalados, con lágrimas en los ojos de dolor y tristeza la fuimos a dejar junto a Cami, su hija, para que vuelva con su familia a Santiago. Honro el duelo que sentimos como familia, me hace apreciar lo que ganamos y aprendimos de la Marce.

Seguro esto será un hasta siempre, nos volveremos a encontrar pronto, confío en que las misteriosas cosas de la vida hagan que volvamos a coincidir. Por ahora sólo nos queda agradecer y confiar en que nos seguiremos topando con personas como ella. Gracias Marce, te queremos mucho!