Angelmó
es un lugar lleno de cultura, sus artesanías reflejan el oficio de la gente, se
respira el cariño y el orgullo de una comunidad que ha conectado a los
visitantes con la identidad de las islas, con la historia de sus artesanos y
pintores, con el esfuerzo de los pescadores y el trabajo puesto en sus tejidos.
Es un mercado, un lugar de buena mesa, limpio, de gente orgullosa y honrada, un
ejemplo para otras zonas turísticas y parada obligada para todos quienes llegan
a Puerto Montt. Angelmó es un ejemplo de comunidad, de colaboración, muestra de
la idiosincrasia de su ciudad, un ejemplo de lo posible.
Sabemos
que para llegar a declarar lo anterior con sinceridad, necesitamos recorrer un
largo camino. Esta es la visión que sostiene nuestro esfuerzo, el gran árbol
que queremos que crezca desde la semilla que hoy estamos plantando.
El
proyecto comienza con una conversación con la señora Doris Sanz, descendiente
de una familia con mucha historia en la zona y propietaria de un sector de
Angelmó, en el cual se hizo la intervención. Fue una primera conversación de
posibilidades, de entender cuales son las inquietudes, en donde ella declara la
necesidad personal de darle un nuevo aire a Angelmó, y confió en nosotros, como
equipo “TheNest” para acompañarla en este desafío. Entendemos que el propósito
es común y vemos un espacio compartido desde el cual aunar esfuerzos y comenzar
caminando.
Un
primer paso, fue de contexto, de entender cómo se organiza esta comunidad, para
ello conversamos con sindicatos, visitamos locales, reunimos personas y les
comentamos nuestro propósito. Muchos creían que esto era muy difícil, que la
comunidad no respondería, que las divisiones eran más grandes que lo que nos
une.
Luego
de haber entendido algunas formas de pensar que están instaladas en la
comunidad, decidimos que en una primera etapa, lo que necesitábamos hacer era
cambiar la forma en que la misma comunidad se relacionaba, instalar algunos
conceptos de asociatividad y generar el espacio para que ellos mismos pudieran
definir cómo cuidar lo logrado.
Definimos
hacer una serie de cuatros talleres, en donde utilizamos metodologías del
coaching ontológico y organizacional, indagación apreciativa y café mundial entre
otras.
Partimos
honrando la historia, entendiendo cuáles son los símbolos y cómo ha devenido en
el tiempo el lugar que cobija a esta comunidad en particular. Para ello,
pedimos a la misma Señora Doris que expusiera este contexto.
La
primera instancia, además de mirar la gran oportunidad que se presenta, fue de
conocernos, de ver al ser humano más allá del rol que hoy en día desempeñamos.
Nos contactamos, reímos y nos permitimos sentirnos vulnerables ante los demás.
Miramos los estados anímicos que estaban predominando en la comunidad.
Carolina
Hayal, parte del equipo TheNest, nos comenta “En un comienzo había una rigidez,
una barrera que fue diluyéndose de manera tan notoria que me conmovió. Parecía
que era primera vez que se miraban de verdad entre ellos, que se abrían a
escuchar al ser humano que tan seguido ven, pero con quien no comparten por
motivos tales como: ser un posible competidor, tener juicios en torno a esa
persona, no generar expectativas, etc… motivos que les privaban de la magia que
fueron descubriendo en los talleres. Al mirarse y escucharse, pude notar cómo
les cambiaba la cara, brillaban diferente y lo más conmovedor es que a medida
que se abrían entre ellos, surgía mayor disposición, más ganas de estar en ese
proceso de descubrimiento y más energía para enfrentar su desafío en conjunto”
Para el segundo taller, llegaron incluso más personas que en el primero.
Nos adentramos en temas más profundos, en nuestras divisiones, hablamos sobre
aquello en lo que supuestamente no estamos de acuerdo. Más importante que lo
que nos divide, es lo que nos pasa con eso, lo que genera en nosotros la
división... y eso, lo vimos claramente. Fijamos en conjunto un sueño, lo que
queremos que sea y lo plasmamos en maquetas. Como individuos mostraron
inocencia y apertura, se fueron haciendo valientes, se vieron capaces de
superarse, tanto laboralmente como en su calidad de personas, se miraron así
mismos y a los demás.
En el tercer taller hablamos de colaboración, de asociatividad, de cómo hemos aprendido a competir y la forma en que esto se plasma en la convivencia. Hicimos un proceso de inteligencia colectiva, nos escuchamos todos y definimos un rumbo claro, priorizamos, ya que existen muchas necesidades, que al verlas todas juntas, abruman. Entendimos entre todos lo que somos capaces de hacer.
En el tercer taller hablamos de colaboración, de asociatividad, de cómo hemos aprendido a competir y la forma en que esto se plasma en la convivencia. Hicimos un proceso de inteligencia colectiva, nos escuchamos todos y definimos un rumbo claro, priorizamos, ya que existen muchas necesidades, que al verlas todas juntas, abruman. Entendimos entre todos lo que somos capaces de hacer.
“Nos
hicimos conscientes de aquello que nos une” comentaron, y entendieron que
existe un proyecto que depende de la presencia del otro, que depende también
del bienestar del otro y en ello, la competencia no ayuda… se hicieron
conscientes de que son más que su propio espacio de trabajo y que deben buscar
en conjunto las maneras de avanzar en armonía, en pos de su objetivo, y que solos,
cada uno de ellos por separado, no podrán hacerlo…
Finalmente,
en la cuarta instancia, definimos el destino. Crearon una nueva y propia forma
de convivencia, un gobierno corporativo, se hicieron guardianes de sus propias
conclusiones fijando normas y consecuencias, se organizaron como comunidad para
hacer que pase lo que definieron que querían que pase. Dimos entre todos un
primer paso para “Construir Juntos el Angelmó que todos Queremos”
Esta
es la esperanza de la cual nos hicimos cargo en esta comunidad particular de
Angelmó, su desafío de ser una comunidad de verdad, organizada, empoderada y
desafiante a su destino. Angelmó, para subsistir requiere que sus locatarios
sean vigilantes de sus propios sueños. Los talleres sembraron esta semilla de
empoderamiento, ya que fueron ellos mismos quienes descubrieron sus verdades,
necesidades y objetivos, también sus actuales obstáculos y carencias. Esta
semilla tan bien recibida, lleva en sí la potencia de la creación, pero también,
la posibilidad de diluirse, y el resultado depende de ellos, de su constancia,
de su capacidad de seguir caminando juntos. Lo que vimos, es su voluntad y el
corazón que tienen puesto en ello.
Prueba
de cómo la asociatividad fue creando valor, fue la coordinación para preparar
la comida de los descansos, cada instancia superó a la anterior, fue más
asociativa y reconocida por todos. También la forma en que se saludaban, lo que
conversaban y a lo que renunciaban para lograr reglas que cuiden el bienestar
conjunto.
Andrea
Salinas, miembro del equipo TheNest nos da también su mirada, “Agradezco poder
ser parte del comienzo de esta transformación. Nuestro rol es el dar
herramientas para que esto suceda, y siento que nuestro principal rol ha sido
el de ser espejo de ellos, el poder reflejarles cómo se ven a través de
nuestros ojos y las posibilidades que vemos en lo que ellos hacen. A veces es
necesario salirse del bosque para poder mirar bien los árboles y creo que ellos
fueron capaces de mirarse, reconocerse y desde ahí, con mayor conciencia,
definir el rumbo de lo que quieren construir en conjunto para su futuro, el
futuro de Angelmó. Ya hemos visto de lo que son capaces cuando se unen y cuando
trabajan de manera colectiva para objetivos comunes. Ya hemos visto como les
cambia la voz cuando se llenan de entusiasmo y las oportunidades se acercan
cada vez más. Ya hemos visto el poder de las buenas conversaciones, honestas y
desde el corazón. Y esto es solo la primera etapa. El poder seguir
acompañándolos en este camino sería para mí un enorme regalo. Cada vez que
ellos crecen, yo siento que crezco con ellos.”
Como
legado, hicimos la entrega de diplomas y un informe escrito en donde se plasma
todo lo vivido, las conclusiones a las cuales llegaron y cómo sostener esto en
el tiempo. Nosotros como equipo de la consultora “TheNest”, sólo facilitamos
que apareciera lo que la comunidad definió. Agradecemos especialmente a los
participantes, a quienes facilitaron instalaciones y a quienes hicieron posible
y confiaron en nosotros para llevar a cabo esta serie de talleres.
Sabemos
que es sólo un comienzo y que existen otras comunidades dentro de Angelmó cuyos
desafíos no son menores. Queda mucho trabajo por hacer para cumplir con el
sueño que nos convoca.
Continuará…