Para lograr resultados extraordinarios en
las organizaciones, se hacen necesarios lideres que puedan mantener muchas
variables del negocio funcionando. Recursos financieros, producción, insumos,
cobros, pagos, y otras variables que están en constante movimiento. Podríamos
mirarlo como un malabarista que juega con pelotas en el aire, las que exigen su
tiempo y foco absoluto. Varios son los artistas que han aprendido a manejar
estas variables para que el resultado sea exitoso, para ello, han seguido el
ejemplo de otros por generaciones, has desarrollado nuevas competencias,
algunos con carreras profesionales y otros asesorándose para disminuir la carga
de incertidumbre.
Ahora bien, por si esto fuera poco,
imaginemos a este empresario malabarista haciendo equilibrio sobre una balanza
para no caerse. Además de poner a prueba sus habilidades como malabarista, ahora
también necesitará de su capacidad para equilibrar las fuerzas que le permitan
seguir estable sobre esta tabla con las pelotas en el aire. Esta base inestable
que estamos hablando a través de esta metáfora, son las personas que permiten
que el negocio funcione. Podemos distinguir dos grandes fuerzas en las que un
empresario y líder de personas debe enfocarse para mantener el equilibrio de un
negocio.
La primera de estas fuerzas, es el
cliente externo, aquel que recibe el producto del trabajo de la organización,
aquel que nos exige calidad, puntualidad, precio, condiciones de pago, etc. Conocer
las necesidades de este cliente, relacionarnos con él, formar un vínculo de
largo plazo y generar lazos de confianza, será fundamental para fidelizar esta
fuerza que permite que el show continúe.
La segunda de estas fuerzas que desafía
al líder son las personas que trabajan en la organización, nuestros
colaboradores. El equilibrio de esta fuerza se logra cuando el líder es capaz
de tener una visión clara y compartida del futuro, cuando es capaz de iluminar
el camino y guiar a otros para la materialización de un objetivo que sea
representativo y haga sentido. Para ello, será fundamental la capacidad del
líder de articular las virtudes de las personas que trabajan con él, a través
de la creación de espacios y relaciones de confianza para que las personas
puedan hacer consciente que el trabajo no sólo les permite recibir un sueldo a
fin de mes, sino que satisface también, otras necesidades humanas que dan
sentido al trabajo.
En muchos casos, nos sabemos como
hacernos cargo de esta segunda fuerza que permite el equilibrio de un negocio,
a veces no nos damos cuenta de lo importante que es y tenemos la expectativa de
que las personas deben hacer lo que espero que hagan ya que les pago por ello,
pero en la realidad no ocurre así.
Si hacemos la pregunta: ¿Qué tan
importantes son las personas que trabajan en su organización para que usted
obtenga los resultados que desea? La respuesta normal en cualquier
organización, es que son fundamentales. Si indagamos un poco más y preguntamos:
¿Qué tan incidente es usted como líder para que las personas tengan un buen
desempeño? La respuesta normal es que el líder es muy incidente. Dicho lo anterior,
si preguntamos, ¿Cuánto se ha capacitado en temas de liderazgo? o ¿Qué
herramientas además del dinero utiliza? Seguramente la respuesta será más
escasa. Podríamos preguntar también, ¿Qué variables mide con respecto a las
personas?, tema bastante incipiente en la industria.
Antes de que la función salga natural y
fluida necesitamos aprender y poner foco en aquello que queremos que mejore, y
si queremos mejorar nuestras capacidades, será fundamental el declararnos
aprendices. Muchos miran el hecho de no saber como algo indeseable, sin embargo
es la única forma de aprender. No saber, es condición necesaria para aprender. De
otra forma, ¿Cómo vamos a aprender aquello que ya sabemos? En un mundo en
constante cambio, aquellos que sepan aprender lograrán adaptarse, y aquellos
que creen que saben todo, estarán equipados para vivir en un mundo que ya no
existe, que los dejó atrás, obsoletos.
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