jueves, 26 de diciembre de 2013

Tiempo para afilar el hacha

Cada fin de año es un cierre de un ciclo, es el final de una temporada y el comienzo de una nueva, es una oportunidad para hacer un balance de lo que vivimos durante el ciclo recién pasado e invitar aquello que queremos incorporar para la nueva etapa que se avecina.

En ésta época nos conectamos con lo importante, con lo que nos hace sentido, nos reunimos con la familia, con los amigos, nos deseamos felicidad y prosperidad. Conmemoramos también a la vida, el nacimiento de Jesús. Muchos se vuelcan a lo religioso, y se viven su espiritualidad desde ahí, otros, simplemente se viven sus ritos de otra manera, conectándose con sus propósitos en la vida, en ceremonias familiares o de amigos.

Pienso que la vida espiritual es una dimensión irrenunciable por parte del ser humano, es la conexión con el propósito, con aquello que creemos es más grande que nosotros mismos, es la conexión con el "para qué" hacemos lo que hacemos, y en ésta época de fin de año, nos conectamos con eso, con lo importante. No es inocente entonces que nos deseemos Paz y Felicidad

La Paz, es aquella emoción que aparece cuando aceptamos el pasado, cuando miramos hacia atrás y entendemos que lo que ha sucedido, ya no lo podemos cambiar, es parte de nuestra historia, de lo que nos constituye como las personas que somos hoy en día. Los hechos ocurridos, no son ni buenos ni malos en si mismos, somos nosotros los que les atribuimos un valor, y cuando nos resistimos a esto, estaremos resistiendo también la superación del pasado, lo que nos deja enganchados en él, es como una estaca que no nos permite avanzar, y cuando esta sensación de no poder dejar el pasado atrás se mantiene, vamos creando un estado anímico de resentimiento, lo cual carcome el alma, nos hace juzgar a otros, nos hace competir y separar. Al desearnos paz, estamos deseando tranquilidad y aceptación del pasado, que nos permite tener una mirada de futuro limpia y conectada con otros y con nuestros propósitos.

La felicidad, también es algo que nos deseamos, pero ¿qué sería la felicidad? Yo supondría que habrá tantas definiciones como personas. Para mí, la felicidad tiene mucho que ver con el amor, con sentir y sentirse amado, y ¿qué es el amor? También hay muchas interpretaciones, pero acá me voy a permitir dar una que me hace mucho sentido y que proviene de Clovis de Barros, profesor de ética y filosofía en la universidad de San Pablo en Brasil. Él da tres definiciones de amor según tres personajes de la historia, que en su conjunto son claves para una buena vida. La primera, es la definición de amor por parte de Platón (Eros) que tiene que ver con el deseo, "yo amo lo que no tengo, lo que deseo". Esto para mí, tiene una mirada de futuro, de trascendencia, de propósito y sentido, me mantiene conectado con mis sueños. El segundo pensador que cita Clovis, es Aristóteles, con su concepto de Filia, o alegría, que lo traduce como el amor por lo que ya tengo, por lo que aprendo, por lo que soy. Esto lo relaciono con la celebración, honrar lo que es, lo que hay, con el agradecimiento y la sensación de plenitud. El tercer gran pensador que es citado es el mismo Jesús, quien define el amor como Agape, que es la felicidad del prójimo, del ser amado, es verse en el otro y amarlo, evitar su sufrimiento, ponerse a disposición.

Creo que una buena vida no puede prescindir de ninguna de estas dimensiones, creo que acá hay elementos sobre lo importante, sobre aquello que queremos para nosotros y para otros, elementos con los cuales conectarnos para visualizar un futuro deseado.

Cuenta la historia sobre una competencia de leñadores en donde se enfrentaba un leñador joven, físicamente muy superior a su contrincante ya entrado en años. La persona joven comenzó muy rápido a dar hachazos al tronco, pero finalmente perdió. Reconociendo su derrota fue donde el anciano y le pregutó cómo lo había hecho para ganarle si no tenía la resistencia y lo había visto descansar muchas veces. El viejo le respondió que no paraba para descansar, sino para afilar el hacha.

Fin de año, es un tiempo para aquello, para parar, mirar, conectarse, definir caminos, afilar el hacha y seguir adelante, siguiendo nuestros sueños, celebrando y agradeciendo nuestro presente, colaborando, amando y sirviendo a otros que le dan sentido a nuestra existencia. Les deseo Paz, eros, filia y agape para todos.

domingo, 22 de diciembre de 2013

De Aprendices y Sabelotodo

Me gusta mucho una frase de Eric Hoffer, que dice: "En tiempos de cambio, los aprendices heredarán la tierra, mientras que los sabelotodo estarán perfectamente equipados para un mundo que ya no existe".

¿Quién sería este aprendiz? Creo que aprendices somos todos aquellos que sabemos que no sabemos, tal como decía Socrates en su célebre frase, "sólo se que nada sé". En esta frase, Sócrates, que era el más grande pensador de su época, hace una declaración de ignorancia, se declara aprendiz y con ello, se abre a la posibilidad de cambio.

¿Cuantas cosas habrá para saber en el mundo que nos rodea? ¿cuantas podemos retener? ¿Cuántas nos quedarán por aprender? ¿qué costos puede tener el creer que sabemos? ¿Cuánto más se podrá vertir en un recipiente que está lleno?

Estamos en una sociedad que valora más las respuestas que las preguntas, a los niños en el colegio se les exige que sepan responder a lo que el profesor les pregunta, se les exige conocimiento de las materias que les fueron enseñadas, las que supuestamente describen el mundo. Les exigimos a los alumnos a tener "la" respuesta correcta, que es enseñada como "la verdad", ponemos notas y etiquetamos la capacidad de respuesta separando aquellos que saben de los que no. ¿Qué espacio de creación deja esto? ¿cuál es el espacio de aplicación de lo aprendido?. Si no tenemos donde aplicar los aprendizajes, se transforman en temas teóricos, separamos el saber de la aplicación, desvinculamos la pregunta de la respuesta ya que al no haber una verdadera necesidad que satisfacer, el conocimiento se transforma en algo muerto, en un camino sin salida, en un fin en sí mismo. Esto lo podemos ver con la infinidad de conocimiento innecesario que tenemos en nuestras memorias, conocimientos que no nos mejoran la vida necesariamente, sino, simplemente nos sirven para dar explicaciones de cosas que a veces ni siquiera nos afectan.

Yo me pregunto, ¿Qué pasaría si nos enseñaran a cuestionar más que a aceptar las verdades externas? ¿Qué pasaría si a los alumnos los evaluaran por hacerse preguntas potentes, preguntas que les abran posibilidades de crear mundos nuevos? Necesitamos diseñar un mañana diferente al que vivimos hoy en día, dando sentido a nuestras acciones, siendo sostenibles a través de nuestras interpretaciones, necesitamos parar un poco la vorágine de respuestas en que vivimos para poder entender cuáles son las preguntas que están respondiendo. Como decía Mafalda, "paren el mundo que me quiero bajar!"

Einstein definía la locura como la repetición de las mismas acciones esperando un resultado diferente, creo que hoy en día estamos viviendo una época bastante loca, especialmente en las organizaciones, en donde no nos hacemos nuevas preguntas, sino que queremos que las respuestas que ya conocemos se hagan cargo de un futuro diferente. Muchos esperan que venga una nueva tecnología a salvarnos de nuestra propia autodestrucción, la cual ha devenido de esta misma forma de ver el mundo. Nuestras interpretaciones, siempre provienen de algo conocido, de lo que hemos aprendido en nuestra historia, en cambio, nuestros cuestionamientos, provienen de lo que hay por conocer, de lo que no sabemos, de nuestras inquietudes.

Vivimos en una época de miedo a perder lo que creemos tener por seguro, miedo a que nuestras respuestas ya no sirvan, predomina el estado anímico de la resignación, en donde nos decimos que ésta, es la única forma de vivir que hay, y donde nuestra acción no tiene influencia en el entorno. Miramos el conocimiento como algo objetivo, algo inmutable, creemos que las respuestas que nos hemos dado hasta ahora describen el mundo y la naturaleza humana.  Estas respuestas debieran hacerse cargo de nuestras necesidades, pero ¿cuáles son estas necesidades? si cerramos los ojos y nos hacemos la pregunta ¿Qué es lo que realmente necesito ahora? seguramente no aparecerán los autos de lujo ni una televisión más grande, a lo mejor aparecen cosas como la tranquilidad, amor, felicidad, compañía, etc. Necesidades que curiosamente no se satisfacen con la manera de vivir que hoy en día la sociedad considera exitosa, con las respuestas del mercado.

La nueva sociedad, la tenemos que construír entre todos, necesitamos aprender una nueva forma de mirar el mundo, inclusiva, compasiva, generosa y agradecida. Pienso que necesitamos aprender a aprender nuevamente, enamorarnos de las preguntas y no de las respuestas para tener relaciones más ricas, sociedades más justas, empresas que generen más valor, personas más felices, una espiritualidad más plena y una forma de vivir más colaborativa. Hay ejemplos que dan testimonio de este cambio, ejemplos de paises como Uruguay, Butan y otros que están dando pasos para una sociedad diferente. Muchas empresas también se están haciendo cargo del desafío y se dejan acompañar para poder ofrecer sentido a sus empleados y reconectarse con la necesidad para la cual fueron concebidas.

Al otro lado están los sabelotodo, aquellos que viven en sus respuestas, aterrados de no saber, de perder su seguridad, de mostrar el alma desnuda. El sabelotodo, se resiste a modificar su forma de ver el mundo, pretende entender  y controlar la forma como funciona el exterior y las circunstancias que lo rodean para predecir y justificar los resultados que obtiene, sin mirarse en el proceso, y ridiculiza nuevos saberes con tal de proteger sus propias interpretaciones. El aprendiz en cambio, reflexiona sobre sus posibilidades de transformación personal y de influir en su entorno, valora otras miradas y las legitima, se hace responsable de sus acciones y se reconoce protagonista de su propia vida.

El sabelotodo, cree que se moja porque dadas las condiciones climáticas imperantes, llueve. Su conclusión será no salir cuando hay probabilidad de lluvia y protegerá su situación actual. El aprendiz en cambio, reflexiona, entiende que hay algo que no sabe, busca en su interior aquello que lo mueve, reconoce que no lleva paraguas y aprende a no mojarse, sin dejar de satisfacer su necesidad de libertad.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Las Organizaciones y el Cigarro

Una creencia común, que de hecho se enseña en las universidades, es que al mejorar la inteligencia de los individuos que componen el sistema, el resultado total mejorará consecuentemente.

En la práctica, creo que no es así. Según el libro Metamanagement de Fredy Kofman, si maximizamos únicamente la inteligencia individual en un equipo, lo que ocurrirá es que la inteligencia total será mucho menor que la suma de las partes. Podemos ver un ejemplo en el deporte, en donde existen equipos carísimos y llenos de estrellas con bajo rendimiento.

En muchos lugares se pueden encontrar personas muy capacitadas, que en la teoría debieran maximizar el valor entregado por una organización, pero en la práctica no ocurre lo mismo, en muchos casos porque no se cumplen los supuestos de la teoría. Parece ser que los seres humanos no nos comportamos siempre lógicamente como nos enseñaron en la universidad, al parecer, no somos tan racionales como nos hicieron creer en el pizarrón.

Entonces, el problema parece no ser la meta, ni lo que el equipo debe realizar... al parecer, el quiebre está en el cómo se articula la conducta del equipo, que claramente tiene que ver con las personas y los individuos, pero más aún tiene que ver con la interacción entre los individuos.

¿Cómo hacen equipo aquellos gerentes que tienen resultados extraordinarios?

La organización Gallup, realizó un estudio en donde se entrevistó a 80.000 gerentes de 400 empresas para determinar quién lideraba equipos con resultados excelentes y quién no. Fueron utilizadas medidas objetivas de rendimiento, tales como resultados de ventas, rentabilidad, satisfacción de clientes, índices de retención de personal y índices de clima interno. Este es el estudio más grande que se ha realizado en el tema hasta ahora. Las conclusiones determinaron que la jefatura directa es quien más incide en el resultado de los equipos.

Lo expuesto acá no tiene nada de nuevo seguramente, al igual que no tiene nada de nuevo que el cigarro hace mal para la salud. La pregunta sería ¿Por qué las personas siguen fumando aún cuando saben que deben dejarlo? ¿Porqué los jefes tienen ciertos comportamientos, si saben que otros les podrían abrir posibilidades? Quizás, sea un tema de hábitos, del observador que estamos siendo, de cómo hemos aprendido ciertos vicios en el trato de otros, cómo alimentamos el ego, cómo cuidamos la imagen y la estabilidad, el miedo al cambio, en las interacciones, en nuestra manera de plantearnos nuestro quehacer y cómo vemos a los demás, cómo hacemos equipo y cómo interactuamos en ellos. Todos estos, son comportamientos aprendidos, y como tal, se pueden aprender otros.
 
Les dejo estas doce preguntas de Fredy Kofman que son las que con mayor énfasis determinaron los resultados extraordinarios de los equipos del estudio, en el mismo orden. A lo mejor, vale la pena hacérselas o aplicarlas a sus colaboradores en la organización en que estén, que les pongan una puntuación simple, quizás de uno a cinco. Aunque ya lo sepan, aunque ya sepan que fumar hace mal, seguramente hay personas que fuman en su equipo...

¿Sé lo que se espera de mí en mi trabajo?
¿Tengo los materiales y el equipo que necesito para hacer bien mi trabajo?
¿Tengo la oportunidad de expresar mis mejores capacidades cada día en mi trabajo?
¿He recibido en los últimos 7 días algún reconocimiento o felicitación por hacer un buen trabajo?
¿Le importo como ser humano a mi supervisor?
¿Se preocupa mi supervisor por mi desarrollo profesional y humano?
¿Son tomadas en cuenta mis opiniones?
¿Mi trabajo es importante como parte de la misión y el propósito de la compañía?
¿Están mis colegas comprometidos con hacer trabajos de alta calidad?
¿Tengo un buen amigo en el trabajo?
¿He hablado con alguien sobre mi progreso en los últimos 6 meses?
 ¿He tenido oportunidades durante este último año para aprender y crecer?

La relación e interacción de un equipo con su jefe y entre pares, determinará los resultados posibles más que las políticas de la compañía y más allá de si es una compañía conservadora o innovadora o incluso de los sueldos. Las empresas las hacen las personas y fueron concebidas con el propósito de satisfacer una necesidad de las personas, las personas son el activo más importante, más diferenciador. Sin negar que hemos tenido grandes avances tecnológicos y organizacionales, actualmente existe una tremenda oportunidad que podemos aprovechar o dejar pasar, que es crear una empresa que aprende a interactuar internamente, y hacia el exterior, que aprende de sus colaboradores, que aprende del entorno y de si misma. En un mundo en constante transformación, de los aprendices será el fututo.


Las compañías que perdurarán son aquellas que tengan la valentía de dejar los antiguos hábitos para incorporar nuevos que les abran posibilidades de futuro, aquellas compañías que tengan la sabiduría de potenciar sus talentos dejando atrás prácticas obsoletas, aquellas compañías que estén dispuestas a dejar atrás lo que aparentemente les servía, aquellas que realmente quieran dejar de fumar y se atrevan a ponerlo en práctica.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El Efecto Musguito

¿Qué será lo que pasa, que en presencia de la naturaleza, hay un algo que parece diferente?

Estoy pronto a cambiarme de casa junto a mi familia, y pensaba, ¿qué es lo que me llevo?, ¿qué se queda?, ¿qué es lo que extrañaré?... llego a la conclusión que definitivamente, no puedo dejar atrás aquellos seres vivos que me han acompañado en esta etapa, el verde, los musgos que cuido, las plantitas de nuestro living. Algunos cuidarán a sus perros, gatos o mascotas en general, a aquellos que les entregan cariño y protección. Me pregunto, ¿Por qué será que nos sentimos involucrados con ello?

La reflexión me lleva a pensar en cómo nos identificamos con nuestro entorno, somos parte de lo que está pasando alrededor nuestro, parte del mismo fenómeno, convivimos con ello, con nuestro ecosistema. Cuando nuestro ecosistema está vivo, vemos cómo va cambiando junto con nosotros en el tiempo, nos identificamos con lo que pasa alrededor, es una conducta natural, es la vida mirándose y cuidándose a si misma, aceptandose vulnerable. Quizás pasa lo mismo cuando nos sentimos parte de un grupo, de un equipo, de una comunidad, de una familia, nos cuidamos y cuidan de nosotros. ¿Y qué pasará cuando no nos sentimos parte de una familia, grupo, comunidad, etc? posiblemente, sentiremos que vivimos en un mundo hostil, ajeno a nosotros, en donde las otras personas son competidores a los cuales hay que vencer para poder optar a los recursos escasos del mundo y no perecer. Al entendernos como parte de algo más grande, nos sabemos vulnerables y dependientes de otros, que son nuestras redes, nuestro arnés que nos sostiene en caso de caer. El amor y la aceptación de los otros será entonces un refugio que siempre estará a la mano.

Me pregunto, ¿qué pasa cuando alrededor nuestro hay sólo cosas artificiales? ¿nos identificamos?... supongo que si, que nos podemos identificar con un auto, con una casa, con posesiones, con proyectos, con un rol, con cosas que no son naturales, que no están vivas. Esta identificación con lo artificial, nos ha servido para llegar donde estamos, para crear nuevas formas de solucionar necesidades, tecnología y avances, y creo también que comenzamos a desnaturalizarnos con ello, que dejamos de sentirnos parte de la naturaleza, dejamos de cuidar la vida por cuidar algo inerte, que no se desarrolla. Yo creo que esta alienación del ser causa sufrimiento y que en la sociedad actual lo cubrimos con el placer, con un programa de televisión, con alcohol, con farándula, con dinámicas que nos permitan salir de la realidad de la cual no nos sentimos parte.

Creo que lo natural es la colaboración, que tal como cuidamos de la vida en nuestras casas, de las plantas y animales con los cuales nos identificamos, es natural que colaboremos entre seres humanos, que sirvamos al bien común, que estemos al servicio de otros, que nos respetemos. Esto a veces se pierde, y creemos que somos competidores, y nos explicamos que la competencia es natural. Si pudiéramos vernos como parte de lo mismo, seguramente abogaríamos por la dignidad de las personas, buscaríamos el bienestar del otro, quien quiera que sea, ya que al ser parte de lo mismo, me estoy cuidando a mí también.

El riesgo de esta forma individual de vernos es que nos vamos quedando solos, dejamos de vincularnos, de involucrarnos, de colaborar, de identificarnos con otros, de amar a otros y nos alienamos de nuestra propia naturaleza, aparece el ego y el miedo. Veo permanentemente cómo separamos y etiquetamos a las personas como nosotros y ellos, en la política, deportes, socialmente. Personalmente, elijo creer que la vida se trata de todos nosotros, elijo colaborar.